La forma en que un emoji transmite emociones, ideas o acciones puede variar mucho según el contexto, la edad del usuario, la cultura e incluso la plataforma desde la que se envía. Por eso, aunque no lo parezca, los emojis son elementos culturales complejos que requieren más atención de la que imaginamos.
Un símbolo, muchos significados
Pensemos en el emoji ?. En España, la mayoría de las personas lo utilizan para expresar un «gracias» especialmente sincero. Sin embargo, en otros países, como Estados Unidos, suele interpretarse como un gesto de oración. En países asiáticos como Japón, también puede representar una disculpa formal o un saludo respetuoso.
Otro caso interesante es el gesto de OK ?. Mientras que en Europa o Norteamérica se considera inofensivo e incluso positivo, en países como Brasil, este símbolo puede tener connotaciones vulgares u ofensivas.
Un ejemplo más reciente es el emoji del pulgar hacia arriba ?. Aunque tradicionalmente transmite aprobación, entre los más jóvenes puede percibirse como cortante o pasivo-agresivo en ciertos entornos digitales. En algunos países de Oriente Medio, incluso puede llegar a ser grosero.
Variaciones de diseño y percepción
A todo esto hay que sumarle las diferencias técnicas: un mismo emoji no se ve igual en Android, iOS, WhatsApp, Twitter o Facebook. El diseño varía ligeramente de una plataforma a otra, lo que puede cambiar por completo la interpretación del mensaje. Un emoji sonriente puede parecer simpático en un dispositivo y transmitir sarcasmo o burla en otro. Lo que para alguien joven es divertido, puede resultar inapropiado para otra persona.
Traducir es también interpretar lo que no se dice
En áreas como la traducción audiovisual, la localización de videojuegos, aplicaciones o redes sociales, es fundamental interpretar correctamente estos elementos visuales. Un emoji mal utilizado puede cambiar el tono del mensaje, generar ambigüedades o incluso ofender al público objetivo. Quienes nos dedicamos profesionalmente a la traducción lo sabemos bien: traducir no es solo sustituir un término por otro, sino entender el contexto, el público y los matices. Cada detalle es importante. Si queremos que el mensaje llegue de verdad a una audiencia global, no podemos pasar por alto esos «pequeños» símbolos en ocasiones dicen más que mil palabras.
En el mundo hiperconectado y multicultural en el que vivimos, traducir es también interpretar lo que se quiere decir cuando no se expresa con palabras. Implica identificar lo que puede dar lugar a malentendidos y adaptar el mensaje para que mantenga su intención original sin dejar de ser eficaz ni caer en faltas de respeto. Porque lo que parece universal… puede no serlo en absoluto.